Siempre me pasa. Peco de lo mismo. Tardo en darme cuenta. Siempre confío y así me la meten regalándome el oído. No me voy hasta que no me lo dicen. Salvo que me lo digan sin decírmelo. Porque siempre tardo en darme cuenta de que estorbo en algún sitio. En realidad, no me fui. Me di cuenta de que a veces no todo es tan bonito aunque te pinten el cielo rosa y el mar azul flojito.