Un día cualquiera me levanté Y me hice un esguince. Decidí seguir adelante aunque me hiciese sufrir Se me doblaron las ganas de seguir Se me inflamó el alma por ocultar Porque se me hacía difícil continuar, tan jodidamente duro VIVIR. Mi rostro se desfiguraba cada día un poco más Del dolor tan grande que había En lo más profundo de mi ser Pero debía continuar. A eso me enseñó la adolescencia a ser resiliente aunque estuviese todo el rato caminando al borde del puente. Porque mi esguince No fue de tobillo Ni de codo Ni vertebral Fue algo más complejo Fue un esguince cerebral Me atrapé a mi misma en un apestoso lodo Del que era imposible escapar Intenté salir por mi propio pie pero me tragaba el lodazal. De repente un torrente de agua aparece La ninfa Galatea llega y me salva limpiando el barro que acumulé Todo este tiempo en la espalda Para volver a verme fluir para ser de nuevo fuente Para ser de nuevo agua